IDENTIDAD PRECARIA - columna de opinión

Vivimos en una época en que las personas luchan por lograr salir del subdesarrollo de manera personal. Siendo ésta la mejor salida para no detenernos mientras los demás avanzan. Somos como ratas que huyen del barco llamado “Perú” cuando éste está a punto de hundirse; y es que el problema no es la forma de nuestro barco, el problema es del capitán, por ello las personas prefieren subsistir con sus propios medios, a esperar de que el capitán adquiera conciencia y logre enrumbarnos.
Nuestro Perú es rico en vegetales y minerales, sus magníficas tres regiones lo consolida como un país perfecto físicamente. La grandiosa obra ejecutada por nuestros antepasados, Machu Picchu es una razón notable por la que somos destacados, por la magnificencia que posee nuestra tierra, pero solo eso, y ¿qué hay de los peruanos como nación?
Para muchas personas de distintas nacionalidades e incluso para nosotros mismos somos como un cangrejo cuya ruta siempre es para atrás, lamentable indicio de pesimismo y conformismo.
El peruano no se siente orgulloso de esta nación, de nuestra patria, no porque seamos un país desértico, precario, monolítico, porque esa no es nuestra realidad. El peruano siente vergüenza porque nuestro país desde hace años no está bien dirigido, su forma de gobierno es la razón de una identidad inestable, siendo esto una rémora demasiado grande para llegar a desarrollarnos como país.
Esa es nuestra verdad que forma una identidad indeseable por sus ciudadanos. La que siempre acompaña al gobierno y a todas las autoridades, la siempre bienvenida corrupción, la baja economía, las pocas oportunidades para quienes quieran surgir es la que nos aleja de lo nuestro, lo que para la gran mayoría son motivos de agachar la cabeza y no decir SOY PERUANO con orgullo.
Cómo reaccionaríamos si fuéramos un país desarrollado y estuviésemos a la altura de Japón, Alemania, Canadá, Estados Unidos, aunque no gozaríamos de las tres regiones y de los minerales, vegetación y maravillas naturales que tiene el Perú, estaríamos más que orgullosos por pertenecer a la lista de los más poderosos.
Lo lamentable no es que no seamos uno de ellos, lo atroz es que los que nos gobiernan no se interesen en lograr alcanzar los deseos de la nación, destacar en conjunto por explotar lo bueno que tenemos y tengan como objetivo logros personales a costa de nosotros y de nuestros recursos.
No permitamos que esto continúe, somos un país grande, con ganas de trabajar, y si el estado no se preocupa por empujarnos hacia arriba, hagámoslo todos juntos y lo lograremos. Demostremos a los demás que el peruano ama lo suyo y por ese amor está dispuesto a darle crédito a su país llamado PERÚ.

Rosse Ramírez